liderazgo inclusivo
26 Oct. 2021

¿Y si fuese posible utilizar la incertidumbre para crear un futuro más inclusivo y sostenible?

 

Ya nos hemos referido, en ocasiones anteriores, al entorno VUCA. Con este acrónimo (de las palabras en inglés que significan volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), que muchas veces tiene una connotación negativa, solemos referirnos a las enormes dificultades a las que los gestores y los líderes contemporáneos deben enfrentarse en su día a día debido a un entorno que cambia abruptamente, de manera intensa e impredecible.

En esta ocasión, queremos cambiar el enfoque y centrarnos en uno de los pilares de este entorno VUCA: la incertidumbre. La incertidumbre es la dificultad o imposibilidad de prever lo que ocurrirá en el futuro. Es decir, que, en el contexto actual, cuesta mucho anticipar lo que ocurrirá basándonos en acontecimientos pasados. Y, claro está, si analizamos este concepto desde las visiones más clásicas de la gestión y del liderazgo, esta incertidumbre puede considerarse algo que dificulta enormemente o, incluso, imposibilita el liderar nuestras organizaciones de una manera correcta.

Pues bien, no estamos de acuerdo. Creemos que la incertidumbre puede y, quizás, debe ser abrazada desde una perspectiva diferente, integradora, inclusiva.

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La incertidumbre como oportunidad

Veamos, en primer lugar, que la incertidumbre no ha aparecido «de repente». No es una característica singular de los tiempos que nos son contemporáneos. Al contrario, la incertidumbre siempre ha estado ahí, alrededor y dentro del desarrollo humano y, por ende, de sus proyectos empresariales y vitales. Nunca hemos tenido certeza en nuestras vidas ni en nuestros proyectos, salvo en aspectos banales e irrelevantes o, en el otro extremo, sobre la finitud de nuestras propias actividades y proyectos. Así, si la incertidumbre es consustancial a nuestros proyectos y a nuestra existencia, ¿cómo no habría de serlo al liderazgo dentro de nuestras organizaciones?

Por lo tanto, si la incertidumbre siempre ha sido y será estructural para nuestro devenir, sería más que conveniente acogerla y abrazarla como lo que es, una enorme oportunidad de flexibilizar nuestras creencias y criterios al tiempo que incluimos otras perspectivas distintas y, por ende, ricas y llenas de posibilidades.

Inclusión para encontrar respuestas a la incertidumbre

Dado que no sabemos las respuestas exactas en estos entornos tan volátiles y ambiguos, ¿por qué no abrimos las organizaciones a un conjunto de planteamientos diversos fomentando un liderazgo inclusivo? Sería un liderazgo que alentaría las diferencias de estilos cognitivos, así como el contraste constructivo de alternativas y de posibles soluciones a los problemas y cuestiones que se nos plantean. También fomentaría la divergencia y la discusión, la innovación y el prototipar, la competencia sana de tantear distintas líneas de acción para comprobar, de manera pragmática, qué solución podría ser la más adecuada ante el reto planteado.

Lejos de crear estructuras jerarquizadas llenas de soldados obedientes y disciplinados que opinen de formas similares y que uniformicen las respuestas, ¿por qué no fomentar la inclusión activa de las distintas maneras de enfrentarse y de responder a los retos que se nos plantean? Si lo que queremos es atraer, crear y retener talento, ¿no sería mejor el comprometernos en crear un ejército de librepensadores capaces y comprometidos que intercambien pareceres y propuestas de manera creativa y colaborativa, que potencien la aparición de múltiples respuestas posibles ante la misma pregunta?

Y esto, hablando solo de las respuestas, porque, ¿y si, además de tener dificultades para seleccionar la mejor respuesta, nos hubiesen cambiado las preguntas? ¿Y si ni siquiera supiéramos cuál es la pregunta más relevante que deberíamos hacernos para luchar por el éxito y la sostenibilidad de nuestro proyecto empresarial? Nosotros creemos que ese es el caso, que la incertidumbre no solo está en la disparidad de las posibles respuestas, sino también en la generación y priorización de las preguntas que llegarán a ser claves. Y, por eso, abogamos por un liderazgo inclusivo que aliente y abrace la incertidumbre estructural como impulso para atraer diversidad y divergencia que prepare mejor a nuestra organización para competir en el entorno VUCA.

La diversidad trae una cultura adaptativa que sortea las incertidumbres

Así, en la línea de esta reflexión, los líderes contemporáneos, ante la evidente y atractiva incertidumbre, lejos de obsesionarse por el control de gestión, los cuadros de mando integrales o la dirección por objetivos (mecanismos por los que unos imponen a otros lo que hay que conseguir), podrían potenciar la búsqueda y retención de talentos diversos y complementarios que contribuyan a crear una cultura abierta, adaptativa, autoliderada por su propio compromiso y enfoque colaborativo. Una cultura que, lejos de uniformizar la manera de pensar, uniformice la voluntad abierta de inclusión y de mejora constante mediante la prueba de alternativas diversas tanto de las preguntas clave a contestar como del inmenso abanico de respuestas posibles.

Además, la inclusión aquí propuesta no solo alcanzaría a los miembros de una determinada organización, sino que se extendería a todos los grupos de interés que rodean a un proyecto empresarial: propietarios, empleados, suministradores, clientes, entorno social y medioambiental, etcétera.

Los proyectos con un liderazgo inclusivo y pragmático serán los que encontrarán las preguntas más relevantes y las respuestas más adecuadas. Los líderes tienen ante sí una incertidumbre intensa, atractiva y rica. Esperemos que la aprovechen, la disfruten y causen el impacto que se espera de ellos y ellas.

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Ruben Llop