Todas las empresas necesitan hacer algún tipo de inversión para llevar a cabo su actividad. En este proceso, generalmente, partimos de dinero efectivo que nos permitirá la adquisición de los bienes necesarios, y, si el modelo de negocio que hemos diseñado resulta viable, podremos recuperar el efectivo inicial y, además, obtener un excedente económico que será nuestro beneficio y que nos permitirá una política de sano crecimiento.
Atendiendo al plazo necesario para la recuperación del efectivo invertido, existen dos grandes grupos de activos con naturaleza bien diferenciable:
- El activo fijo, que incluye todos los elementos que tienen una duración superior a un año y que nos van a permitir la elaboración y distribución de los bienes y servicios con los que vamos a satisfacer las necesidades del mercado.
- El activo circulante, que incluye todos aquellos elementos necesarios para la actividad y que presumiblemente se convertirán en dinero efectivo en un período inferior a un año.
Resulta bastante evidente que todas las necesidades de inversión deben contar con un plan de financiación adecuado y asumible para la generación de fondos del negocio. De esta manera, el activo fijo debería financiarse con deudas cuyo vencimiento resulte adecuado a los largos plazos de recuperación de estos bienes, mientras que el circulante se podrá financiar con deudas de vencimiento a corto plazo.
Las necesidades operativas de fondos (NOF) son un instrumento que nos permite calcular y controlar las inversiones en capital circulante debido a la actividad propia de la empresa. Y, en este artículo queremos transmitirte su importancia y su utilidad, así como la forma de calcularlo.
Áreas operativas en las que se concentran las necesidades de inversión
Las principales necesidades de inversión en capital circulante, como consecuencia del desarrollo de la actividad habitual de la empresa, se concentran en las tres áreas operativas localizadas en el activo circulante: los inventarios (ya sean de materia prima o de productos terminados), los saldos pendientes de cobro de los clientes y la tesorería operativa necesaria.
Los inventarios
Los inventarios de productos en almacén comprenden el período desde que se adquiere el material a los proveedores hasta que se consume en el proceso productivo (en el caso de la materia prima) o se transfiere la propiedad a los clientes como culminación del acto de la venta (caso de las mercancías y del producto elaborado).
La cantidad de materiales en nuestros almacenes y, por lo tanto, su valor monetario, debe ser suficiente como para garantizar el normal desarrollo de los negocios (producción y venta), de manera que se eviten los paros en la cadena de suministro debido a rompimiento de stocks.
El cálculo del inventario óptimo depende de múltiples factores, como la velocidad del proceso de producción o consumo de los materiales, el tiempo necesario para que nuestros proveedores repongan a tiempo el material consumido y un margen temporal de seguridad suficiente como para cubrir cualquier tipo de contingencia en la cadena logística.
Los saldos
Los saldos de cliente corresponden al crédito concedido por el aplazamiento en el pago según los usos y costumbres imperantes en el mercado. Se extiende desde el momento en que, por medio del proceso de la venta, se transfiere la titularidad jurídica de los bienes a los compradores hasta que se recibe el pago por dichos bienes.
La tesorería operativa
Por último, la tesorería operativa debe ser la necesaria para garantizar la actividad diaria sin contratiempos y el cumplimiento de las obligaciones de pago asumidas a corto plazo.
Cómo calcular las necesidades operativas de fondos
Las necesidades operativas de fondos, por lo tanto, se calcularían teniendo en cuenta el valor de los materiales correspondiente a los días de inventario, más el importe del crédito concedido a los clientes por los días de aplazamiento de pago, más la tesorería operativa necesaria.
Por ese motivo, se dice que las NOF nos indican la financiación requerida por el proceso productivo, que se encuentra ligado al ciclo de maduración del producto y que consta de dos fases:
- La que va desde que compramos los materiales hasta la fabricación y venta del producto, que denominaremos la fase de almacén.
- La que va desde la venta hasta el momento de cobro de los clientes, que denominaremos fase de cobro.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que el propio proceso operativo ofrece una financiación espontánea que cubre una parte de estas necesidades financieras: el crédito concedido por los proveedores, que comprende el lapso de tiempo que va desde la adquisición de los bienes y servicios hasta el momento efectivo de su pago.
De esta manera, el importe de la financiación requerida se obtendría a través de la siguiente ecuación:
NOF = Fase de almacén + Fase de cobro + Tesorería operativa – Crédito proveedor
De esto se deduce que, en determinados sectores en los que no se requiere estocaje de materiales y el cobro a los clientes se produce en el momento mismo de la venta, las NOF pueden ser negativas, lo que significa que estamos obteniendo financiación de los proveedores que excede las necesidades operativas de tesorería.
Otras influencias en las NOF: la estacionalidad
Además de los factores analizados con anterioridad, hay otros elementos que influyen también en la evolución de las NOF, aquí vamos a destacar el efecto de la estacionalidad en la demanda de nuestro producto.
Podemos definir la estacionalidad como la repetición de determinadas variables a lo largo de un período temporal, normalmente igual o inferior a un año, que tiene una influencia significativa en la demanda y afecta a las cantidades intercambiadas de bienes y servicios.
Un aumento en la cifra de ventas debido a la estacionalidad, para una empresa con unas NOF positivas, significa que esa empresa deberá buscar nuevas fuentes de financiación con las que cubrir el aumento de inversión en el activo corriente.
Por otra parte, si el proceso productivo no fuera suficiente como para elaborar las unidades necesarias que le permitan satisfacer la demanda en el pico estacional, la empresa se vería obligada a producir y almacenar los productos a lo largo de los períodos no estacionales con baja demanda para venderlos en momentos de fuerte demanda.
Este podría ser el caso de las fábricas de juguetes, con la demanda muy concentrada en el período navideño y un pico de demanda imposible de satisfacer mediante la capacidad productiva instalada, lo que obliga a producir a lo largo del año contra unos stocks crecientes hasta que llega el momento de la venta. En esta situación, las NOF serán crecientes con el aumento paulatino de los stocks, hasta el momento que se produzca el cobro de las ventas del pico estacional, momento en que, además, se produce una disminución de las existencias en los almacenes.
En las empresas de servicios y las que operan con una producción no almacenable, los picos de demanda coinciden con fluctuaciones en los precios para adecuar una oferta insuficiente. De la misma manera, estos mismos precios se reducen o se ofrecen packs o rebajas sensibles en temporada baja con el fin de estimular la demanda.
Los hoteles y, más concretamente, los ubicados en zonas turísticas de la costa constituyen un claro ejemplo de la situación descrita. En este caso se debe gestionar el excedente de financiación obtenido en temporada alta, de manera que permita el pago de los costes de estructura de las temporadas bajas.
El período medio de maduración
El cálculo de las NOF se encuentra muy estrechamente ligado al concepto del período medio de maduración (PMM), que, básicamente, hace referencia a los días transcurridos desde que un euro se invierte en la adquisición de materia prima hasta que se recupera mediante el cobro a los clientes de los bienes y servicios suministrados.
El PMM se revela como una potente herramienta de control, puesto que nos da una idea del tiempo medio real que pasan las existencias en el almacén, que tardan en pagar los clientes o que tardamos en pagar a los proveedores, lo que nos permitirá verificar el cumplimiento de las hipótesis sobre las NOF.
No morir de éxito: la importancia de los controles internos y la buena gestión
Para una buena parte de las empresas con productos almacenables y procesos productivos de transformación, el crecimiento de las ventas provoca necesidades adicionales de financiación, que, de no haber sido previstas de manera adecuada, podrían llegar a estrangular la tesorería, originando serios problemas de lo que podríamos denominar «morir de éxito».
La explicación habría que buscarla en los mayores niveles de stock, de crédito a los clientes y de efectivo necesarios como consecuencia del aumento de la actividad. Y eso suponiendo que existe un buen control interno que minimice las desviaciones en los días óptimos en los que basamos el cálculo teórico de las NOF.
Sin embargo, no hay que esperar a que se produzca un incremento estructural de la actividad debido a un crecimiento del mercado o de nuestra participación en el mismo para que se detecte la falta de fondos. La mera existencia de estacionalidad en nuestra demanda, unida a las limitaciones de la capacidad productiva frente a los picos del mercado, podrían dar lugar a variaciones en estas necesidades, que deben ser convenientemente gestionadas para evitar males mayores.
En conclusión, las NOF y otras herramientas de control como el PMM pueden ayudarnos a conocer mejor las necesidades financieras a corto plazo de nuestra empresa y a su gestión adecuada. Debemos tenerlas en cuenta, junto con otros elementos que pueden afectarlas para, entre otras cosas, evitar morir de éxito en picos estacionales y otros períodos de aumento de ventas.
- ¿Qué es el punto muerto en la empresa? Definición y análisis - 23 de enero de 2023
- La estructura de costes y el Grado de Apalancamiento Operativo (GAO) - 18 de enero de 2023
- El efecto dilución y la cláusula antidilución en las startups - 7 de diciembre de 2022