Cuando entramos en el campo de los métodos de valoración de las empresas start-up, lo primero que deberíamos preguntarnos es qué significa valorar un proyecto y qué necesidad estaría satisfaciendo esta valoración.
El emprendedor suele saber que valorar es poner precio a los bienes y servicios, lo que implica entrar en el mercado de la oferta y la demanda. De esta manera, ponemos precio a una compañía porque nos interesa llegar a un acuerdo para su venta total o parcial.
¿Quieres saber cómo valorar una empresa?
Las valoraciones
Las valoraciones no son nada más que estimaciones formalizadas. Nunca muestran el valor verdadero de una empresa, pero sí que te enseñan dos cosas importantes:
1) Si tu proyecto ha despertado suficiente interés en el mercado como para que otros quieran invertir en él.
2) Cuánto interés hay por tu parte en aceptar la propuesta.
Este interés viene determinado por la etapa de desarrollo en la que se encuentra el proyecto y por los retos planteados de crecimiento, desarrollo o, simplemente, subsistencia. Las necesidades pueden ser de muy diversa naturaleza, pero las más comunes tienen que ver con cubrir una brecha de una de estas clases:
- de capital
- de tecnología
- de conocimiento
Por supuesto, desde el punto de vista del inversor se espera obtener una buena rentabilidad al capital aportado, en función del riesgo asumido con la participación en el proyecto. Siempre, claro está, que ese riesgo se encuentre dentro de su nivel máximo de tolerancia aceptable.
Precisamente el nivel de riesgo del proyecto será uno de los factores clave, junto a la rentabilidad esperada, para determinar su valor y, por lo tanto, el nivel de fondos que podría llegar a movilizar.
Pero tanto uno como la otra dependen del estado de desarrollo, o fase, en que se encuentre la actividad. En función de si nos encontramos en una fase de “preventa” o “postventa”, o de si hemos alcanzado o no el umbral de rentabilidad, tanto la percepción del riesgo como la fiabilidad de la estimación de la rentabilidad esperada pueden ser muy diferentes.
Métodos de valoración de empresas
Los distintos métodos de valoración de empresas se basan precisamente en los factores que acabamos de comentar a la hora de realizar sus predicciones. Analizaremos, a continuación, los más usuales.
El método Berkus
El denominado método Berkus resulta aplicable a las start-ups de tipo tecnológico, por lo tanto, fácilmente replicables y con elevadas tasas de crecimiento esperado, pero que todavía se encuentran en la fase de preventa.
En estas condiciones, se evalúan los principales factores de riesgo, como son los siguientes:
- La existencia de un Plan de empresa que demuestre que el proyecto es bueno.
- La disponibilidad de un prototipo viable.
- Un equipo de gestión de proyectos que garantice la ejecución del Plan.
- Relaciones estratégicas que faciliten la salida al mercado.
- Que se encuentre ya en la fase de lanzamiento al mercado, o incluso de venta inicial.
Es importante observar que este método no valora tanto el resultado esperado del Plan como que se den las condiciones para su ejecución. El emprendedor debe demostrar que conoce los riesgos y que es capaz de controlarlos.
Método sumatorio de los factores
Otro método de valoración de empresas similar es el llamado Sumatorio de los factores de riesgo. Este se basa en los mismos principios que el anterior, pero lo complementa añadiendo una mayor cantidad de factores a evaluar, principalmente de riesgo de tipo externo. Los más importantes son estos:
- El equipo de gestión
- La etapa en la que se encuentra el proyecto
- Los riesgos de tipo político y de legislación
- La producción de los bienes
- Las ventas y el marketing
- La obtención de fondos
- La competencia
- La tecnología
- La eventualidad de litigios
- Los riesgos reputacionales
- La desinversión rentable
Con este método se pondera la situación de la empresa con relación a cada uno de los riesgos y se asigna un coeficiente positivo (aumenta el valor del proyecto) o negativo (lo reduce).
Queda muy claro que ambos son métodos desarrollados por los inversores, especialmente si nos fijamos en que uno de los riesgos evaluados es la posibilidad de obtener beneficios en la desinversión, o recuperación del capital inicialmente aportado.
En el momento en que el proyecto inversor ya se encuentra en fase de postventa o, mejor aún, ya ha traspasado el umbral de rentabilidad, aparecen nuevos métodos de valoración de empresas mucho más sofisticados.
Estos se basan en la capacidad de generación de cash-flow, puesto que los principales riesgos ya han quedado atrás.
Método Scorecard
Un método intermedio, aplicado en estas fases, es el denominado Scorecard, en el que se compara la situación del proyecto empresarial en relación a otros similares en los que el inversor ha tenido experiencias previas.
Hay que destacar que los inversores suelen estar especializados en determinados tipos de proyectos, así como en ciertas fases de desarrollo, lo que les otorga un gran conocimiento sobre la materia.
Se comparan aspectos como los siguientes:
- Fortaleza del equipo gestor (30 %)
- Tamaño del mercado potencial o de la oportunidad de negocio (25 %)
- Producto y tecnología (15 %)
- Entorno competitivo (10 %)
- Socios estratégicos, canales de venta y capacidad de marketing (10 %)
- Necesidad de inversiones adicionales (5 %)
- Otros (5 %)
Del resultado de esta comparación con otros proyectos de los que ya se conoce su valor, se obtiene un factor de corrección al alza o a la baja.
Método de las transacciones
Dando un paso más, para valorar proyectos muy maduros o que se encuentran en fases avanzadas de desarrollo, encontramos el método denominado de las Transacciones Comparables. En él se elige el indicador, o la parrilla de indicadores, que mejor represente el estado de desarrollo y la valoración en función del sector en el que opera el proyecto; y se compara con el de otros proyectos de los que se ya se conoce el valor.
Estos son algunos ejemplos de los indicadores más usuales:
- Ingreso Recurrente Mensual (para SaaS, o Software as a Service)
- Número de tiendas (retail)
- Patentes registradas (biotecnología y farmacéuticas)
- Usuarios activos semanales (WAU en inglés)
En la mayoría de los casos se pueden obtener estos indicadores de la Cuenta de Resultados (EBITDA, márgenes o ingresos).
La comparación de los indicadores nos llevará a obtener una buena aproximación al valor por análisis con otras inversiones realizadas. Este es un método que también puede utilizarse para empresas en fase de preventa.
Método de flujo de caja descontado
Por último, el método de Flujo de caja descontado tiene en cuenta, sobre todo, la generación de efectivo de la que es capaz el proyecto de inversión en los períodos futuros.
Puesto que el valor de los flujos es diferente en función del tiempo transcurrido, se descuentan para calcular el valor actual o en el momento presente.
La principal dificultad de este método radica en estimar el valor del negocio al final del período considerado. Y es que resulta complicado valorar el activo inmaterial (marca, prestigio en el mercado, imagen corporativa, etc.), que supone una parte muy importante de la valoración total (más de un 60 %).
Otros métodos de valoración de empresas para compañías tradicionales con una trayectoria consolidada, como podría ser el del Valor de liquidación o Valor contable, no tienen demasiada utilidad para las start-ups. Esto se debe a que lo más importante para ellas, por encima de los bienes materiales (maquinaria, existencias y propiedades), se encuentra en los bienes intangibles (I+D, número de usuarios, etc.), cuya estimación, como ya se ha señalado, resulta muy dificultosa.
A modo de conclusión, hay que destacar que un ejercicio de valoración de los proyectos empresariales puede resultar muy útil para el emprendedor. Ya que, además de obtener una aproximación bastante fiable, va a recibir un feedback muy útil en forma de un listado de acciones que deberá poner en marcha y que le permitirán maximizar el valor.
Pero también nos debe llevar a la reflexión el hecho de que el elemento más valorado en cualquiera de los métodos de valoración de empresas analizados es la existencia de una dirección que garantice la ejecución de los planes previstos. De nada sirve obtener información de las acciones a emprender si no contamos con un equipo de gestión capaz de llevarlas a la práctica y obtener el valor.
Con independencia de las plusvalías latentes del proyecto para el inversor, existen otros factores que van a condicionar la posibilidad de obtención de fondos por la vía de entrada de nuevos accionistas: la facilidad de desinversión y el mantenimiento de la mayoría del capital tras la dilución son dos factores importantes a tener en cuenta. Todos estos elementos deberán quedar plasmados en un pacto de socios que conviene leer con mucha atención.
- ¿Qué es el punto muerto en la empresa? Definición y análisis - 23 de enero de 2023
- La estructura de costes y el Grado de Apalancamiento Operativo (GAO) - 18 de enero de 2023
- El efecto dilución y la cláusula antidilución en las startups - 7 de diciembre de 2022